Cuando se trata de gestionar una pyme en España, es fundamental estar al tanto de los gastos deducibles que pueden desgravarse en el impuesto de sociedades.
Saber qué gastos son considerados como deducibles puede marcar una gran diferencia en las finanzas de tu empresa y ayudarte a optimizar la carga tributaria.
Lo ideal es que sea tu asesoría la que te mantenga informado al respecto. Si no es así, te recomendamos plantearte un cambio, tal y como mencionamos en nuestro ebook gratuito.
Sea como sea, a continuación, te presentamos 13 gastos que debes tener en cuenta (o que debería tener en cuenta tu asesor) al preparar la declaración del modelo 200.
Los gastos deducibles en una empresa son todos aquellos costes que, al estar relacionados con tu actividad económica, restará el pago que debes hacer a Hacienda.
Si bien es cierto que trimestralmente puedes desgravar el IVA, el verdadero ahorro llega anualmente con el Impuesto de Sociedades.
No obstante, hay que tener en cuenta que no todos los gastos sirven para este cometido. Introducir costes de forma errónea es un problema grave que deriva en sanciones.
Así que, de cara a rellenar el modelo 200, tienes que saber de antemano qué va a restar a escala tributaria a tus ingresos.
Una información que se incluye en el Manual práctico de Sociedades. Pero seamos sinceros: ¿realmente tienes pensado leerlo en detalle?
¡Nosotros te contamos los puntos más importantes!
Estos son los gastos de empresa deducibles más comunes.
Todos los bienes que necesitas para el desarrollo de tu actividad económica harán que el Impuesto de Sociedades a pagar sea menor.
Las mercancías y las materias primas son dos buenos ejemplos de ello. Eso sí, asegúrate de tener todas las facturas correspondientes para justificarlo.
Si tienes empleados a tu cargo, los sueldos son totalmente deducibles.
Esto atañe a las nóminas, las dietas, los pagos en especie y a las pagas extraordinarias.
Así que no olvides incluir en tu declaración anual cuánto cobra cada uno de tus trabajadores. El resultado del modelo 200 cambiará drásticamente.
Asimismo, podrás deducir los gastos asociados a su formación. Es decir, todos los cursos que vayas celebrando en tu empresa anualmente.
Siguiendo este orden de ideas, hay que hablar de las mutualidades y cuotas de la Seguridad Social de la plantilla.
A rasgos generales, esta cifra se encuentra en el 30% del sueldo bruto del trabajador. Por lo que la cantidad anual es notoria.
En caso de que tengas una oficina o cualquier otro inmueble alquilado para el desarrollo de tu actividad, puedes incluir el gasto en el modelo 200.
Si tienes la oficina en tu hogar, entonces debes hacer el cálculo del espacio que usas en casa para el trabajo. Es decir, si el despacho es un 15% de los metros cuadrados totales, aplica ese porcentaje al precio del alquiler.
Esto también afecta a los cánones de la empresa. No importa si son gubernamentales o privados, como es el caso de la entrada de una franquicia.
Mientras que el contrato a empleados supone abonar cuotas a la Seguridad Social, aunque después se puedan deducir, el contrato freelance es más accesible.
Para poder trabajar con profesionales independientes, debe ser algo esporádico o labores concretas que merece la pena externalizar.
¿Un ejemplo de ello? Las asesorías.
Estos pagos también se pueden desgravar anualmente. Lo cual abarata en gran medida los servicios en cuestión.
En caso de que sufras desperfectos en tus materiales de trabajo, puedes desgravar el gasto de su reparación.
Eso sí, el producto que se arregla debe estar directamente asociado a tu actividad profesional. Por ejemplo, el móvil de la empresa: el particular te tocará pagarlo íntegramente.
Por el contrario, las inversiones en mejorar y ampliaciones no se deducen en el modelo 200. Sino que se desgravan a través de la amortización.
Aunque suene redundante, hay impuestos que te puedes desgravar. Es decir, primero los pagas a Hacienda y, posteriormente, los incluyes en la declaración del Impuesto de Sociedades.
El Impuesto de Actividades Económicas y el Impuesto sobre Bienes Inmuebles son los principales.
Del mismo modo, debes saber que las sanciones impuestas por la Agencia Tributaria no son deducibles.
Los bancos, nos guste o no, tienden a generar ciertos sobrecostes con los que no se contaba.
Los intereses de la entidad, los recargos por aplazamientos o el fraccionamiento de deudas son buenos ejemplos de ello.
Así que echa un vistazo a todos tus extractos bancarios. Es posible que tengas varios gastos asociados que puedes deducir.
En caso de que un deudor haya generado un gasto en tu negocio, puedes deducir dicho coste en el modelo 200.
Para que esto suceda, deben haber pasado 6 meses desde el vencimiento de la deuda. En el caso de las pymes, el plazo se reduce a 3 meses.
También podrás desgravar el gasto si el deudor está en un concurso de acreedores o si es procesado por alzamiento de bienes.
Si nada de esto ocurre, puedes reclamar judicialmente la deuda para así incluir el gasto en el Impuesto de Sociedades.
Además de todos los enumerados, queremos comentar otros tantos gastos deducibles en una empresa que has de valorar.
Aquí te los dejamos:
Ahora que ya conoces los gastos deducibles en una empresa, es el momento de hablar de nuestros servicios.
En Asenze tenemos una dilatada experiencia en la gestión fiscal. Por lo que controlamos al detalle todos los costes que se pueden incluir en el modelo 200.
Como asesoría digitalizada, trabajamos de manera virtual. Lo cual nos permite estar siempre a tu lado para actualizar en tiempo real tus facturas recibidas.
Sabemos la enorme responsabilidad que cargamos a nuestras espaldas. Por lo que nos dejamos la piel para que todo salga a pedir de boca.
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