El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es un tributo fundamental en el sistema fiscal español y en la mayoría de los países de la Unión Europea.
Su comprensión es esencial para cualquier empresa, ya que afecta directamente tanto a su contabilidad como a su flujo de caja.
En relación a ello, a continuación, explicaremos las diferencias entre el IVA soportado y el IVA repercutido, dos conceptos clave que toda empresa debe dominar.
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En primer lugar, veamos qué significan cada uno de estos términos, empezando por el IVA repercutido.
El IVA repercutido es el impuesto que una empresa cobra a sus clientes en el momento de la venta de un producto o la prestación de un servicio.
Este impuesto se añade al precio de venta y es recaudado por la empresa en nombre del Estado.
Es importante destacar que el IVA repercutido no pertenece a la empresa, sino que debe ser ingresado a la Hacienda Pública en los plazos establecidos.
En definitiva, el IVA repercutido o devengado es, en esencia, el impuesto que la empresa “repercute” o transfiere al comprador, quien es el sujeto pasivo del impuesto en última instancia.
Por ejemplo, si una empresa vende un producto por 100 euros más un IVA del 21%, el cliente pagará 121 euros. De esos 121 euros, 21 corresponden al IVA repercutido, que la empresa deberá entregar a Hacienda.
Por otro lado, el IVA soportado es el impuesto que una empresa paga cuando adquiere bienes o servicios de otras empresas.
Al igual que el IVA repercutido, este impuesto también debe ser ingresado a la Hacienda Pública, pero en este caso, lo hace el proveedor que vendió el bien o prestó el servicio.
Sin embargo, la empresa que soporta este IVA tiene derecho a deducirlo del IVA repercutido cuando realice su declaración trimestral o mensual.
Por ejemplo, si una empresa compra materiales por valor de 100 euros más un IVA del 21%, pagará un total de 121 euros. Los 21 euros de IVA soportado podrán ser deducidos del IVA repercutido en la siguiente declaración de IVA.
Vistas las definiciones, podemos decir que la diferencia entre IVA repercutido y soportado radica principalmente en quién tiene la obligación de pagar el impuesto y en qué momento se realiza.
Así, el IVA repercutido se refiere al impuesto que una empresa cobra a sus clientes y que debe ingresar a la Hacienda, mientras que el IVA soportado es el impuesto que la empresa paga al adquirir bienes o servicios y que puede deducir de su declaración de IVA.
Otra diferencia fundamental es el impacto que cada uno tiene en la contabilidad de la empresa.
El IVA repercutido incrementa el pasivo de la empresa, ya que genera una obligación de pago con Hacienda.
Por otro lado, el IVA soportado disminuye el pasivo porque puede ser utilizado para compensar el IVA repercutido, reduciendo así la cantidad a pagar a Hacienda.
Además, mientras que el IVA repercutido es un ingreso para la empresa hasta que lo entrega a Hacienda, el IVA soportado es un gasto que puede recuperarse en gran medida si se aplica correctamente la deducción.
El cálculo tanto del IVA repercutido y soportado es relativamente sencillo, pero requiere precisión para evitar errores en la contabilidad.
En primer lugar, para calcular el IVA repercutido, la empresa debe aplicar el tipo impositivo correspondiente al precio de venta del bien o servicio.
Este tipo puede variar dependiendo de la naturaleza del producto o servicio, pero los más comunes en España son el 21% (tipo general), el 10% (tipo reducido), y el 4% (tipo superreducido).
Por ejemplo, si una empresa vende un servicio por 1.000 euros con un IVA del 21%, el IVA repercutido será de 210 euros (1.000 * 0,21).
Por otro lado, el cálculo del IVA soportado sigue el mismo principio.
La empresa debe aplicar el tipo impositivo correspondiente al coste de adquisición del bien o servicio. Este IVA soportado se puede deducir del IVA repercutido en la declaración fiscal.
Por ejemplo, si la empresa compra material por 500 euros con un IVA del 21%, el IVA soportado será de 105 euros (500 * 0,21).
La relación entre el IVA repercutido y el IVA soportado es crucial para la salud financiera de una empresa. Es importante entender qué sucede en los diferentes escenarios:
Para aclarar mejor el concepto, imaginemos una pequeña empresa que se dedica a la venta de muebles. Durante el primer trimestre del año, la empresa realiza las siguientes operaciones:
Al finalizar el trimestre, la empresa deberá realizar su declaración de IVA. Comparará el IVA repercutido con el IVA soportado:
En este caso, el IVA repercutido es mayor que el IVA soportado, por lo que la empresa deberá pagar a Hacienda la diferencia: 1.050 euros (3.150 - 2.100).
Si en lugar de vender 15.000 euros, la empresa hubiera vendido solo 8.000 euros, con un IVA repercutido de 1.680 euros, el IVA soportado sería mayor al repercutido.
Entonces, la empresa tendría un saldo a su favor de 420 euros (2.100 - 1.680), que podría solicitar a Hacienda o utilizar para compensar futuros pagos de IVA.
Comprender la diferencia entre el IVA soportado y repercutido es esencial para gestionar de manera eficiente la contabilidad y las finanzas de cualquier empresa.
Además, la correcta aplicación y cálculo de estos conceptos no solo garantiza el cumplimiento de las obligaciones fiscales, sino que también optimiza la liquidez de la empresa.
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