En esto de la fiscalidad y las finanzas empresariales hay términos para aburrir.
Uno de ellos, que destaca por su relevancia y, a la vez, por el desconocimiento que lo rodea, son los impuestos diferidos.
Este término, a menudo visto como un laberinto contable, es crucial para una gestión fiscal eficiente y una planificación financiera estratégica.
A continuación, explicaremos qué son los impuestos diferidos, su importancia, cómo se calculan y las mejores prácticas para gestionarlos.
De este modo aseguramos no solo el cumplimiento con las obligaciones fiscales sino también el fortalecimiento de la salud financiera de tu empresa.
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Empecemos aclarando qué son los impuestos diferidos.
Los impuestos diferidos representan una de las áreas más técnicas y complejas de la contabilidad fiscal.
Estos no son más que el resultado de las diferencias temporales entre el tratamiento contable y fiscal de ciertas operaciones.
Dichas diferencias se originan porque los criterios para reconocer ingresos y gastos en la contabilidad financiera no siempre coinciden con los establecidos por la legislación fiscal para su reconocimiento.
Para entender mejor este concepto, lo ideal es analizar algunos de los ejemplos de impuestos diferidos más llamativos ****que suelen encontrarse en la práctica empresarial:
Imagina que tu empresa compra una maquinaria por 10.000€ que se espera usar durante 10 años.
Para fines contables, decides depreciar la maquinaria de manera lineal, es decir, 1.000€ cada año durante 10 años.
Sin embargo, la legislación fiscal te permite aplicar una depreciación acelerada los primeros años, supongamos 2,000€ por año durante los primeros 5 años y luego nada durante los últimos 5 años.
¿Dónde entran los impuestos diferidos?
En los primeros 5 años, al pagar menos impuestos debido a la depreciación acelerada, generas un pasivo por impuesto diferido porque sabes que en el futuro pagarás más impuestos cuando ya no puedas depreciar la maquinaria.
Supongamos que tu empresa vende un producto con garantía de 2 años y estima que el 5% de las ventas resultarán en reclamaciones de garantía, lo que costará 10.000€ en el futuro.
Para fines contables, decides reconocer una provisión de 10.000€ este año para reflejar el gasto futuro esperado.
¿Dónde entran los impuestos diferidos?
Al no poder deducir el gasto para fines fiscales ahora, pagas más impuestos en el presente.
Esto crea un activo por impuesto diferido, ya que anticipas beneficiarte de una reducción fiscal en el futuro cuando finalmente se permita la deducción.
Imagina que tu empresa recibe 12.000€ al inicio del año por un servicio que proporcionará mensualmente durante todo el año.
¿Dónde entran los impuestos diferidos?
Al reconocer todo el ingreso para fines fiscales al inicio, pagas impuestos sobre el total recibido ese año, lo que puede resultar en una carga tributaria mayor de inmediato.
Sin embargo, para fines contables, al distribuir el ingreso a lo largo del año, el reconocimiento de ingresos se alinea con la prestación del servicio.
Esto puede llevar a diferencias en el cálculo de impuestos entre años, creando una situación que ajustar mediante los impuestos diferidos.
Estos ejemplos generan activos y pasivos por impuesto diferido según la naturaleza de la diferencia temporal.
Los activos por impuesto diferido son beneficios fiscales futuros, mientras que los pasivos por impuesto diferido son obligaciones fiscales futuras.
La gestión adecuada de los impuestos diferidos es fundamental para optimizar la carga tributaria de una empresa a largo plazo.
Una gestión estratégica permite no sólo anticipar las obligaciones fiscales futuras sino también mejorar la posición financiera de la empresa.
Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave para gestionar efectivamente los impuestos diferidos:
Los impuestos diferidos son un elemento clave en la estrategia fiscal de cualquier empresa.
Su correcto entendimiento y gestión pueden marcar la diferencia entre una planificación fiscal eficiente y enfrentarse a sorpresas fiscales desagradables.
Comprender el impacto de las diferencias temporales y actuar proactivamente puede resultar en ahorros fiscales significativos y en una mejor posición financiera a largo plazo.
Con un entendimiento claro de su funcionamiento y una estrategia de gestión bien definida, los impuestos diferidos pueden convertirse en un aliado para la salud financiera de tu empresa.
Recuerda que la clave está en la planificación anticipada y en contar con el apoyo de profesionales especializados que te guíen a través de este complejo pero fundamental aspecto de la gestión empresarial.
Dada la complejidad inherente a los impuestos diferidos, muchas empresas prefieren delegar esta área de su gestión fiscal a expertos en la materia.
Contar con asesores fiscales y financieros especializados puede proporcionar tranquilidad y seguridad.
A su vez, esta decisión garantiza que se aprovechan todas las oportunidades de optimización fiscal disponibles y que se cumple adecuadamente con la legislación vigente.
La inversión en asesoramiento profesional especializado es, sin duda, una inversión en el futuro y la sostenibilidad de tu empresa.
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